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Seguimos con esas pequeñas historias encerradas en una botella de vino. Y es que hay historias que dejan huella. Por ejemplo la historia de Marcos Eguren. Forma parte de la 4ª generación de una familia de Rioja arraigada a la Sonsierra. Su bisabuelo, Amancio, empezó a vender por los pueblos de alrededor el vino que elaboraba de sus viñas, y su padre Guillermo fundó en 1957 Bodegas Sierra Cantabria. En 1978, y después de estudiar enología en Madrid, Marcos se incorpora a la empresa familiar, que actualmente se encarga de dirigir junto a su hermano Miguel y su cuñado Jesús. Hoy cuentan con tres bodegas en Rioja, Sierra Cantabria, Señorío de San Vicente y Viñedos de Páganos, y están acabando de construir una cuarta, Viñedos Sierra Cantabria. También tienen la bodega Dominio de Eguren donde elaboran vinos de la tierra de Castilla, y su última novedad, en Toro, la bodega Teso La Monja. Más de 140 hectáreas propias en Rioja y otras 140 en Toro.

Esta historia es la del continuo crecimiento y cualquier día nos sorprenden con un nuevo proyecto. A Marcos le apasionaría elaborar en Borgoña, pero dice que le queda muy lejos. Quizás por este motivo con su hermano Miguel hace tiempo que se fijan en Burdeos, su otro gran sueño.

¿Cuál es la clave de su éxito? Por un lado han innovado en momentos clave. En 1991, su San Vicente natal supuso savia nueva en una Rioja que estaba confundida frente al empuje mediático de los nuevos elaboradores de Priorat y Ribera del Duero. Y en 1998, su primera creación en Toro, Numanthia, hacía recalar la mirada de los conocedores en una zona hasta entonces olvidada.

Por otro lado, y a pesar de los cientos de premios y miles de puntos otorgados por la crítica de medio mundo, esta familia modélica sigue fiel a su sencillez y honestidad, desbordando siempre grandes dosis de generosidad. Es difícil encontrar a alguien en el mundo capaz de elaborar una gama de vinos tan amplia, tan bien perfilada, tan respetuosa y excepcional, con vinos cuyo precio oscila desde los 3€ hasta los 1.000 €.

SOSPECHOSO es la última novedad de la familia Eguren en Castilla. Un único vino vestido con 6 sospechosos diferentes. La añada 2010 fue un tanto especial: el final del otoño fue seco y con temperaturas suaves, un invierno frío y muy lluvioso. La primavera empezó con normalidad pero en su inestabilidad, afectó de manera normal a las viñas más viejas y en las viñas más jóvenes, las lluvias y la elevada humedad relativa después de la brotación, provocaron un desarrollo vegetativo lento, llegando a un principio del mes de mayo frío, cuando se produjeron importante heladas de primavera, que afectaron a algunas de las viñas y la producción se vio reducida en un 40%. El verano fue caluroso y seco y se alcanzó el pleno envero de manera lenta e irregular durante todo el mes de agosto. La vendimia se realizó hacia finales de septiembre, obteniendo una excelente sanidad de los racimos y una completa maduración tanto fisiológica como aromática y fenólica.

Así que tenemos en nuestras mesas un vino de la tierra de Castilla y León, con mucha historia y pasión detrás pero con un presente y futuro excelente. Para nosotros es un vino divertido, fácil de tomar, de esos que después de tomar el primer trago te invita a tomar el siguiente, y siguiente, y descubrir cómo desde la pasión y la esencia de la uva se puede disfrutar de una excelente velada. Os recomendamos probarlo. De veras.