Ha sido un curso intenso de verdad. Llevamos 16 años trabajando entre fogones y vinos pero somos conscientes de que no es suficiente. Había que dar nuevos pasos, afrontar nuevos retos y apostar por algo diferente siempre y cuando no afectase en nada a nuestra identidad y filosofía El Clarete.
Queremos aportar nuestro granito de arena a situar a #VitoriaGasteiz como una ciudad donde es posible comer muy bien, con personalidad propia y sin envidiar a otras ciudades que también quieren apostar por su gastronomía. Es el camino que hemos elegido en todo este tiempo, con una propuesta diferente y complementaria pero sobre todo con personalidad propia y apostando por la calidad, en algo que de manera atrevida le hemos llamado #plopplop. Recuperar la comida bien hecha, a su punto y siempre con un toque especial, acompañada siempre de unos vinos que añadan ese toque también especial.
De hecho, propusimos un nuevo modelo a la hora de la comida: el «menú cuchara» que pretendía precisamente recuperar el valor de los platos de cuchara tradicionales, esos que tienen historia, generación tras generación y que no queríamos que se perdieran en el limbo de la gastronomía del día. Estamos más que satisfechos del resultado porque de lunes a viernes, muchos comensales querían precisamente eso: cuchara. Y nos alegra y además, nos gusta ese tipo de cocina que responde perfectamente a nuestra identidad.
No es suficiente. Los tiempos siguen evolucionando, el mercado y los clientes, todo ha ido afectando a este negocio. Queríamos además aportar al cliente la posibilidad de disfrutar de El Clarete desde lo más básico y esencial: quiero UN plato vuestro. Darme ese «pequeño placer». Como El Clarete históricamente tenía barra, la hemos recuperado y desde hace pocos meses abrimos el «espacio taberna«, donde se puede disfrutar de ello con un vino, un vermouth propio, algo especial para decirse a sí mismo: «¡…qué a gusto…!». Y la verdad, aunque suponga aún más esfuerzo, solamente ver el disfrute de la gente hace que estemos muy ilusionados y contentos con la decisión tomada.
Por nuestra casa siguen pasando cada día amigos cocineros, gente de las bodegas, amantes de la gastronomía, «famosetes», gente anónima que simplemente quiere eso que tanto nos apasiona: «dadnos de comer y beber», en sus diferentes versiones. Todo un verdadero honor y orgullo para nosotros. Así que este curso que acaba llega a su fin en breve, tras las fiestas de Vitoria-Gasteiz, nos tomamos unos días de vacaciones y seguiremos para delante. El próximo curso que empieza allá a primeros de septiembre, seguro que será igual de apasionante y de nuevos retos.
¡Disfrutad! ¡Salud!